Mi notebook recalienta, ¿qué hago?
La pandemia de Covid-19 ha posicionado el trabajo completa o parcialmente remoto por encima de la modalidad presencial en el entorno laboral. Si bien ya han pasado cinco años (sí, cinco) de aquella secuencia sanitaria mundial de una envergadura casi cinematográfica, lo cierto es que el teletrabajo se mantiene en muchas empresas y organismos.
Una de las consecuencias de trabajar desde casa es el uso intenso que hacemos de nuestra computadora o notebook. Un dispositivo que al momento de comprarlo tenía fines domésticos, recreativos, esporádicos, y que a partir de 2020 se ha convertido en una herramienta de trabajo a la que le exigimos más de la cuenta. Producto de esa demanda, muchas notebooks recalientan y nos hacen pensar que algo anda mal.
A continuación, vamos a detallar los motivos de este recalentamiento y brindar alternativas para evitarlo o resolverlo sin entrar en pánico y pensar que le ha llegado el fin a nuestra pequeña y amada computadora.
¿Por qué recalientan las notebooks?
Para la gran mayoría de los trabajos utilizamos programas de edición de texto y planillas de cálculos que poco esfuerzo requieren de nuestra notebook. En otros tantos, algunos programas de diseño 3D o edición de audio, imagen o video que le demandan algo más de potencia.
Y en unos pocos que han proliferado durante los últimos años, como el streaming, el gaming y los e-sports (sí, hay gente que se gana la vida con eso), tareas que necesitan de una gran potencia y rendimiento y, en consecuencia, mucha prestancia por parte del dispositivo.
Si bien hay equipos especialmente fabricados para esta exigencia, su función principal trae de la mano un uso intensivo y de muchas horas diarias que pueden promover el incremento de la temperatura de la notebook y perjudicar tanto su funcionamiento como cada uno de sus componentes. Según los fabricantes, la temperatura máxima que debería alcanzar este tipo de equipos es de 65 °C y deberíamos evitar un indicador que supere ese valor para evitar daños. Pero, ¿cómo lo hacemos?
¿Cómo enfriamos la notebook?
1. Mantener destapadas las salidas de aire del dispositivo
Todas las computadoras, ya sean de escritorio, notebooks o netbook, cuentan con orificios de ventilación que cumplen una función trascendente. En el caso de las notebooks, estas ranuras están ubicadas por debajo o en los laterales del teclado y son las que facilitan la expulsión de la temperatura que genera el dispositivo al funcionar y es empujada por los ventiladores que trae incorporados.
Mantener despejadas estas salidas de aire caliente es vital para que la temperatura no aumente por encima de lo recomendado. Con frecuencia, nos llevamos el equipo a la cama o el sillón y lo apoyamos sobre un colchón, almohada o almohadón, elementos blandos y mullidos en los que la notebook se hunde y las ranuras quedan tapadas. Debemos evitar esta situación si queremos conservar su buena salud. En lugar de ello, optemos por superficies lisas y sólidas, como mesas, escritorios o tablas.
2. Eliminar frecuentemente el polvo
Así como sucede en los aires acondicionados y otros equipos con ventiladores y bocas de salida de aire, los pelos, las pelusas y el polvo son grandes enemigos de las computadoras y notebooks. Tanto que atentan contra su correcto funcionamiento y su deseada vida útil. Estos elementos que están presentes constantemente en el aire se adhieren a las aspas de los ventiladores del equipo y le quitan capacidad de ventilación, valga la redundancia.
Para evitar, dentro de lo posible, el ingreso de polvo al equipo, es recomendable mantener limpia la superficie en la que lo apoyamos y evitar hacerlo sobre manteles de tela que facilitan la adhesión de polvo. Debemos limpiar la notebook lo más frecuentemente posible, idealmente con un trapo atrapa polvo, y llevarla al servicio técnico cada un par de años para que la limpien por dentro. De esta manera aportaremos significativamente a evitar que recaliente.
3. Instalar un software para monitorear la temperatura
Así como hay software y aplicaciones capaces de monitorear las pulsaciones, el ritmo cardíaco y las calorías que quemamos al entrenarnos, existen herramientas que nos permiten conocer en tiempo real cuál es la temperatura de nuestra notebook y detener el uso si ésta supera los niveles deseables para evitar que se dañe. Algunas de las disponibles para instalar son Speccy, AIDA64 Extreme y HWMonitor y cualquiera de ellas funciona perfectamente para este fin.
4. Apoyarla sobre una rejilla
Obviamente la mayoría de nosotros apoya la notebook sobre una mesa o escritorio, pero el contacto permanente con estas superficies puede facilitar el incremento de temperatura del equipo.
Una manera casera de aportarle mayor ventilación es colocar sobre la mesa de trabajo una rejilla de cocina, esas que encastramos en las asaderas del horno para causar el efecto parrilla. O confeccionar un elemento que cumpla el mismo fin, como unas varillas debajo de un alambre tejido grueso o un pedazo de reja. La idea es que deje pasar el aire hacia el equipo.
5. Comprar una base de refrigeración
Con el mismo fin que el consejo anterior, pero menos rústico e invirtiendo dinero, podemos comprar un elemento especialmente fabricado para evitar el recalentamiento de la notebook: una base de refrigeración. Es ni más ni menos que una mesa que trae incorporado un ventilador que optimiza la cantidad de aire que ingresa a la notebook. Hay de diversos tamaños y tipos y dan buenos resultados, dado que mantienen el equipo dentro de los parámetros térmicos recomendados.
6. Usar la notebook indicada para nuestra actividad
Como comentamos al inicio del artículo, muchos de nosotros nos vimos obligados a transformar nuestra notebook doméstica en la principal herramienta de trabajo. Y es posible que no sea la más indicada para esa exigencia y que el esfuerzo que le demandamos derive en su recalentamiento.
Por eso, si tenemos la posibilidad de invertir en un nuevo dispositivo, el indicado para nuestra actividad, es ideal que lo hagamos. El nuevo equipo tendrá la potencia suficiente para soportar nuestra labor y el mecanismo de refrigeración para controlar la temperatura.